X


[ Pobierz całość w formacie PDF ]

que sólo pod�an comunicarse cuando estaban unos en presencia de otros, y que no
pod�an hablar con los S�gotas ni con los dem�s habitantes de Pelucidar por el mismo
medio.
- Lo que hacen - dijo Perry -, es proyectar sus pensamientos en la cuarta dimensión,
donde el sexto sentido de quienes escuchan pueden captarlos. �Me explico?
- En absoluto, Perry - le respond�. Sacudió la cabeza con desesperación y volvió a su
trabajo. Nos hab�an puesto a trasladar una gran cantidad de literatura Maharana de una
habitación a otra, para luego ordenarla en los estantes. Pens� y as� se lo dije a Perry, que
est�bamos en la biblioteca p�blica de Futra; pero m�s adelante, a medida que fue
descifrando la clave del lenguaje escrito, me aseguró que se trataba de los antiguos
archivos de la raza.
Durante este per�odo pens� constantemente en Dian la Hermosa. Evidentemente me
alegraba que hubiera podido escapar de los Mahars, y el destino que le esperaba en
manos del S�gota que hab�a manifestado su propósito de comprarla. Me preguntaba a
menudo si la peque�a partida de fugitivos habr�a sido alcanzada por los guardias que
volvieron a buscarlos. A veces no sab�a si no hubiera sido mejor que Dian estuviera all�,
en Futra, antes que a merced de Hooja el Astuto.
Ghak, Perry y yo habl�bamos con frecuencia de una posible fuga, pero el Sariano
estaba tan aferrado a su convicción de que nadie pod�a huir de Futra, a menos que fuese
por obra de un milagro, que no nos era muy �til. Su actitud era la de quien espera que el
milagro se produzca solo.
Seg�n propuse, Perry y yo hicimos unas espadas de unos pedazos de hierro viejo que
encontramos entre la chatarra que hab�a en las celdas donde dorm�amos, pues ten�amos
una libertad de acción casi ilimitada dentro del recinto del edificio al cual est�bamos
asignados. Hab�a tal n�mero de esclavos para servir a los habitantes de Futra que
ninguno de nosotros ten�a que trabajar en exceso, ni �ramos maltratados por nuestros
amos.
Escondimos nuestras armas debajo de las pieles que nos serv�an de lecho, y luego
Perry concibió la idea de construir arcos y flechas, armas que aparentemente eran
desconocidas en Pelucidar. Despu�s necesitar�amos escudos, pero resultaba m�s
sencillo hurtar �stos de las paredes de la sala de guardias externa del edificio.
Hab�amos concluido estos preparativos para defendernos en cuanto sali�ramos de
Futra, cuando los S�gotas que hab�an ido a dar caza a los prisioneros fugitivos volvieron
con cuatro de ellos entre los que estaba Hooja. Dian y otros dos hab�an logrado eludirlos.
Dio la casualidad de que, como Hooja fue confinado al mismo edificio que nosotros, le dijo
a Ghak que no hab�a visto a Dian ni a los otros despu�s de haberlos soltado dentro de la
oscura gruta. No ten�a ni la m�s remota idea de lo que les pudiese haber acontecido, si
bien tal vez estuvieran a�n vagando perdidos en medio de aquel t�nel laber�ntico, si no
muertos ya de hambre.
22
Mi aprensión por Dian aumentó aun m�s, y en ese momento, supongo, fue cuando me
di cuenta de que mi afecto por la chica surg�a de algo m�s que de la amistad. Durante las
horas de vigilia ella ocupaba constantemente mis pensamientos, y, cuando dorm�a, su
rostro tierno rondaba mis sue�os. Estaba m�s decidido que nunca a escapar de los
Mahars.
- Perry - le confi� un d�a al viejo - si es preciso buscar� en cada cent�metro cuadrado
de este mundo diminuto hasta dar con Dian la Hermosa y subsanar el mal que le he
hecho. Esa fue la excusa que le di a Perry.
- �Mundo diminuto! - respondió con sorna -. No sabes lo que dices, muchacho - y
extrajo un mapa de Pelucidar que hab�a descubierto en el manuscrito que estaba
ordenando.
- Mira - exclamó, se�alando -, esto es agua, evidentemente y todo esto es tierra.
�Notas la configuración de las dos zonas? Donde hay mar en la superficie exterior, aqu�
hay tierra. Estas �reas relativamente peque�as de oc�anos siguen los contornos
generales de los continentes de la corteza de nuestro mundo. Sabemos que la corteza de
la tierra tiene ochocientos kilómetros de espesor; luego, el di�metro interior de Pelucidar
debe de ser de 11.000 kilómetros, y la superficie de unos 400 millones de kilómetros
cuadrados. Tres cuartos corresponden a la tierra. �Piensa en eso! �Una superficie terrestre
de 300 millones de kilómetros cuadrados! Nuestro mundo no tiene m�s de 80 millones
cuadrados de tierra, y el resto est� cubierto de agua. As� como a menudo comparamos a
los pa�ses por sus superficies relativas, de la misma manera podemos comparar estos
dos mundos y nos encontramos con la extra�a anomal�a de uno grande dentro de otro
m�s peque�o. �Dónde buscar en Pelucidar a Dian, entonces? Sin estrellas, ni luna, ni un
sol cambiante, �cómo hallarla aun cuando supieras dónde puede estar?
La teor�a me deshizo y qued� sin aliento; pero sent� que se redoblaba mi af�n de
encontrarla.
- Si Ghak nos acompa�a tal vez lo logremos - dije.
Perry y yo fuimos a buscarlos y le preguntamos directamente.
- Ghak - dije - estamos decididos a escaparnos de esta esclavitud �Nos acompa�ar�s?
- Nos echar�n encima a los t�pdaros - dijo -, y nos matar�n. Sin embargo... - vaciló - me
arriesgar�a si existiera la posibilidad de huir y volver con los m�os.
- �Podr�as encontrar el camino de regreso a tu tierra? le preguntó Perry -. �Y puedes
ayudar a David a buscar a Dian?
- S�.
- Pero �de qu� manera - insistió Perry - puedes viajar a un pa�s extranjero sin cuerpos
celestes ni br�jula para guiarte?
Ghak no sab�a qu� eran cuerpos celestes ni br�julas, pero aseguró que se pod�a llevar
a cualquier hombre de Pelucidar con los ojos vendados hasta el rincón m�s recóndito del
mundo, y que sabr�a regresar a su casa por el camino m�s directo. Le sorprendió que eso [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • ewagotuje.htw.pl
  • Copyright � 2016 Wiedziała, że to nieładnie tak nienawidzić rodziców, ale nie mogła się powstrzymać.
    Design: Solitaire

    Drogi użytkowniku!

    W trosce o komfort korzystania z naszego serwisu chcemy dostarczać Ci coraz lepsze usługi. By móc to robić prosimy, abyś wyraził zgodę na dopasowanie treści marketingowych do Twoich zachowań w serwisie. Zgoda ta pozwoli nam częściowo finansować rozwój świadczonych usług.

    Pamiętaj, że dbamy o Twoją prywatność. Nie zwiększamy zakresu naszych uprawnień bez Twojej zgody. Zadbamy również o bezpieczeństwo Twoich danych. Wyrażoną zgodę możesz cofnąć w każdej chwili.

     Tak, zgadzam się na nadanie mi "cookie" i korzystanie z danych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu dopasowania treści do moich potrzeb. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

     Tak, zgadzam się na przetwarzanie moich danych osobowych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu personalizowania wyświetlanych mi reklam i dostosowania do mnie prezentowanych treści marketingowych. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

    Wyrażenie powyższych zgód jest dobrowolne i możesz je w dowolnym momencie wycofać poprzez opcję: "Twoje zgody", dostępnej w prawym, dolnym rogu strony lub poprzez usunięcie "cookies" w swojej przeglądarce dla powyżej strony, z tym, że wycofanie zgody nie będzie miało wpływu na zgodność z prawem przetwarzania na podstawie zgody, przed jej wycofaniem.