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parecía mucho a un hombre, pero era toda marrón salvo por un destello blanco, y parecía
tener plegadas unas alas marrones. Cuando estuvo aún más cerca, el segundo
pretendiente vio que llevaba un anillo de oro en el tobillo de una bota, y que las alas
marrones no parecían ahora más que una capa de ese color.
»Entonces trazó en el aire un signo para protegerse de los espíritus que han olvidado al
creador, y gritó: "¿Quién eres?!Di cómo te llamas!".
»"Ya me ves respondió la figura . Acierta quién soy y tu deseo será mi deseo.
»"Eres el espíritu de la alondra que soltó la hija del armígero dijo el segundo
pretendiente . Puedes cambiar de forma, pero el anillo te delata.
»A eso, la figura de marrón desenvainó la espada, y presentó la empuñadura al
segundo pretendiente. "Has acertado dijo . ¿Qué quieres que haga?
»"Regresa conmigo a la casa del armígero dijo el pretendiente , para que pueda
mostrarte a su hija y así obtenerla.
»"Si eso deseas, regresaré contigo de buena gana dijo la figura de marrón . Pero te
prevengo que si ella me ve, no verá en mí lo que ves tú.
»"No importa, ven conmigo" respondió el pretendiente, pues no sabía qué otra cosa
decir.
»En los puentes que construyen los montañeses, un hombre puede dar media vuelta
sin gran dificultad, pero para una bestia cuadrúpeda esto es casi imposible. Por lo tanto
tuvieron que seguir hasta el otro lado para que el segundo pretendiente pudiera dirigir otra
vez su montura hacia la casa del armfgero. "Qué tedioso es esto pensó mientras
recorría la gran catenaria del puente , y sin embargo qué difícil y peligroso. ¿No podré
sacarle algún provecho?" Al fin llamó a la figura de marrón. "Tengo que cruzar este
puente y luego volver a cruzarlo. ¿Pero hace falta que tú también lo hagas? ¿Por qué no
vuelas al otro lado y me esperas allí?
»Al oír eso la figura de marrón rió, con un prodigioso gorjeo. "¿No has visto que tengo
un ala vendada? Revoloteé demasiado cerca de uno de tus rivales y me hirió con la hoja.
»"¿O sea que no puedes volar? preguntó el segundo pretendiente.
»"En verdad que no. Cuando te acercaste a este puente estaba descansando en el
pasaje marrón, y al oír tus pasos me faltó fuerza para alzar vuelo.
»"Ya", dijo el segundo pretendiente, y nada más. Pero por dentro pensó: "Si cortara el
puente, la alondra se vería obligada a cobrar de nuevo forma de pájaro; pero no podría
volar lejos, y la mataría seguramente. Entonces podría llevarla y la hija del armígero la
reconocería".
»Cuando llegaron al otro lado, palmeó el cuello de su montura y le hizo dar media
vuelta, pensando que iba a morir, pero que el mejor de estos animales valía muy poco
comparado con la propiedad de grandes rebaños. "Síguenos", le dijo a la figura de
marrón, y condujo la montura de nuevo hasta el puente, de modo que él iba primero sobre
el abismo ventoso y gemebundo, y el destriero marchaba detrás de él, y por último la
figura de marrón. "Cuando el puente se derrumbe la bestia retrocederá pensaba , y el
espíritu de la alondra tendrá que retomar su forma de pájaro o perecer." Estos planes
provenían de las creencias de mi tierra, ¿sabéis?, donde los que aprecian a los
aparecidos os dirán que, como los pensamientos, una vez hechos prisioneros ya no
cambian de forma.
»Curva abajo por el largo puente avanzaron los tres, y subieron hasta el lado de donde
venía el segundo pretendiente, y en cuanto éste hizo pie en la roca sacó la espada, que
había afilado con empeño. Dos pasamanos de cuerda tenía el puente, y dos cables de
cáñamo para aguantar la pasarela. Tenía que haber cortado primero esos cables, pero
perdió un momento en los pasamanos, y la figura de marrón saltó desde atrás a la silla del
destriero, picó espuelas y lo arrolló. Así el pretendiente murió bajo los cascos de su propia
montura.
»Después de cabalgar también unos días, el pretendiente más joven, que había ido
hacia el oeste, llegó a la orilla del mar. Allí en la playa, junto a las olas inquietas, se
encontró con una figura de capote marrón, sombrero marrón, pañuelo marrón tapándole
boca y nariz, y un anillo de oro en el tobillo de la bota marrón.
»"Aquí me ves dijo la persona de marrón . Acierta quién soy y tu deseo será mi
deseo.
»"Eres un ángel replicó el pretendiente más joven , enviado para guiarme hasta la
alondra que busco.
»A eso el ángel marrón desenvainó una espada, y presentó la empuñadura al
pretendiente más joven diciendo: "Has acertado. ¿Qué quieres que haga?
»Jamás intentaré contrariar la voluntad del señor de los Angeles respondió el
pretendiente más joven . Puesto que te envían para guiarme hasta la alondra, mi único
deseo es que lo hagas.
»"Y lo haré dijo el ángel . ¿Pero quieres ir por el camino más corto o por el mejor?
»Al oír eso el pretendiente más joven pensó: "Aquí hay alguna trampa. Aun los poderes
del empíreo censuran la impaciencia de los hombres, cosa que por ser inmortales pueden
permitirse fácilmente. Seguro que el camino más corto pasa por horrores y cavernas
subterráneas, o cosas parecidas". Por lo tanto le contestó al ángel: "Por el mejor. ¿No
sería ir por otro una deshonra para aquella que desposaré?
»"Algunos dicen una cosa y otros otra replicó el ángel . Ahora déjame montar a tu
grupa. No lejos de aquí hay un puerto de mercancías, y allí acabo de vender dos
destrieros tan buenos como los tuyos o mejores. Venderemos también el tuyo, y el anillo
de oro que llevo en la bota.
»En el puerto hicieron lo que el ángel había indicado, y con el dinero compraron un
barco, no grande pero rápido y robusto, y para trabajarlo contrataron tres marinos
expertos.
»Al tercer día de haber zarpado, el pretendiente más joven tuvo uno de esos sueños
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